martes

Se llamaba Alma, la Errante, y se le había anclado al corazón con esa fuerza demoledora que impide arrancarla después, que hace que el dolor sea asimilado y la necesite, y así se hunda más en ella, mucho más, hasta no saber qué era lo que te dolía realmente.

Alma era el mecanismo perfecto que faltaba en su vida para que todo marchara bien. Era el motor, eran las ganas. La aventura, la nostalgia, la tristeza; la razón. Alma era la sustancia intangible que movía el mundo de Valeria, antes desprovisto de cualquier color. 
Alma era el fantasma que faltaba mucho antes de que apareciera. Porque la encontró cuando se creía ciega para besarla, y encender la luz.

3 comentarios:

B. dijo...
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B. dijo...

(no quiero saber qué pasaría si la pierde)

muá.

Gustavo Aguilar Alterno Espiraaaal dijo...

Alma es lo que a veces se nos va a soñar como loca por donde kiera =D