miércoles

Yo le decía te quiero por encima del sonido del mundo, por encima del estruendo y el humo de las bombas al implosionar todavía en el cielo, por el encima de la guerra, del propio Amor.
Yo le escribía te quiero, y Amor siempre iba en mayúscula cuando me dolía el cuerpo de tanto quererla.
Yo relegaba te quiero al nivel que existe entre mi zapatilla y el suelo cuando el vacío se llenaba y ni siquiera te amo podía contenerlo.
Yo me quedaba quieto y la esperaba todas las mañanas cuando el Sol abría los ojos, y la acompañé cuando su duodécima arruga nació y tuvo la crisis de los 40, de los 50, y ahora que tenemos 80 yo le sigo diciendo te quiero por encima del sonido del mundo, pero ahora mucho más bajito, para que no se me escape la voz.

3 comentarios:

While dijo...

Que entrada tan bonita, bella, preciosa, alucinante, quitapalabras.
(genial)

Gabriel Montesinos dijo...

Las palabras suenan y tú consigues hacer música con ellas.

Lorena dijo...

¿Sabes? Hoy en parte me he puesto triste al leerte por culpa del miedo que me da no conseguirlo, porque me gustaría llegar a los 80 y que hubiese alguien a mi lado que me dijese algo de una manera tan profunda. Un saludo!