miércoles

Decreto la cuarentena en mi alma
- si esto alguna vez fue posible-.
Abogo por el insomnio de día
y el sueño de noche,
lo que significa,
más bien, 
ir invirtiendo tus delirios.
Impugno el toque de queda
a los susurros
y a las cascadas
y a todas las cárceles que hablen de ti.
Que me abrace el frío
- si es que existe-
y la mentira esa de que vivir sin dirección, 
en fin,
nos lleva a alguna parte.

Me desautorizo en el hecho de amar.

No hay comentarios: