domingo

- Esa noche deseé que el día siguiente se esfumara. Pero no fue así. En vez de eso recuerdo dos grandes e infinitas líneas que representaban dos bandos infinitamente poderosos. Recuerdo que adelanté un poco la cabeza para ver hasta dónde se extendía el dominio del mío y que no pude distinguir a mis amigos que debían situarse los últimos. Recuerdo que pensé que éramos nosotros quiénes limitábamos el cielo... Y que me equivoqué. Cuando los de enfrente comenzaron a acercarse, cuando mis amigos comenzaron a masacrar a mis amigos de bando equivocado, me quedé quieto. Imaginaos, un joven montado en su máquina a punto de comenzar una guerra. Hasta entonces creía no haber tenido miedo de nada. 
Ya he olvidado el nombre de mi copiloto, pero gritó algo, algo que no recuerdo, y comenzamos a volar hacia delante. Comenzamos a matar a mis amigos del bando equivocado, a mis amigos de mi propio bando, a desconocidos, a los que conocía. Ya no éramos piratas del aire, urbanitas o gentes del cielo. Ya no éramos Bob o Carter, sino un amasijo de guerra ¿lo entendéis? Eran mis amigos. Y yo los estaba matando. 
- ¿No te cogieron?
- ¿A mí?- Hueso se rió por lo bajo- Yo no les sirvía para nada. A los únicos que temen son a los valientes y a los locos.

Cada noche en las Tres Damas se reunían seis personas: el tabernero de pelo cano y gran barriga y su mujer, bajita, rechoncha y con bigote, Uri el Rubio, el hijo de los Benssons, Hueso... y yo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Comenzamos a matar a mis amigos del bando equivocado, a mis amigos de mi propio bando, a desconocidos, a los que conocía". Qué importante es diferenciar.

Gracias por haberte pasado por mi blog, lo cierto es que lo tengo abandonado y no me esperaba ningún comentario!

Literatura Express dijo...

Lindo blog y buena entrada! Un placer leerte. Si queres podes pasrte por el mío, un beso!

http://jussttbreathee.blogspot.com.ar/