domingo

2 (parte 4)

Escribo porque aun hoy pienso que solo fui otra de esos semáforos que se te hacen tan grandes en algunas calles, que te llenan durante el instante que dura tu parada y vuelves a seguir. Que existí solo como otra ráfaga en su vida, como otra más a pesar de que en ocasiones ella volviera a mí, siendo una broma macabra que tampoco logro comprender.
Mentiría si dijera que jamás me ha dolido y me miento todavía porque sé que lo sigue haciendo, aunque prefiero callar y esconderme y decirme que ahora es ella quién no puede encontrarme, porque lo cierto es que ya no la espero -o quizás sí- en el mismo lugar que antes. Lo cierto es que ahora soy yo quien tiene el mapa o las llaves, o lo que sea que haga falta para salir sin querer hacerlo de la trayectoria escabrosa que es su vida.
Tengo miedo. Todavía el regusto de Carlota me quema en los labios y temo, joder, que nunca se vaya, que se quede conmigo mientras yo misma me voy haciendo poco a poco cada día más daño y al final me quiebre, por débil, porque nadie me ha enseñado a olvidar.
He mentido. Escribo porque quiero sacármela del pecho, del corazón, de las entrañas, de la nostalgia y de la desesperación porque a tirones ya no se puede. Porque creo que si lo vierto todo aquí quizás el peso se haga más ligero y la almohada remita el maldito castigo que es tener su olor cada noche. Escribo porque estoy triste y me siento culpable, porque perdí a Carlota y no soy ni seré capaz de admitir jamás que fue lo que yo le hice hacer.

2 comentarios:

Killian Lovecraft dijo...

Yo tampoco sé olvidar. Me quebré una vez -quizás dos- y ya no tengo ganas de volver a amar.
¿Cómo es seguir consumiéndote en los labios de tu otra mitad? ¿Duele?

Todo el mundo tiene sus secretos.
Surcador.

.A dijo...

se quedo su olor ..