Click de nuevo, forastero.
La perdí. Solo solté su mano un instante...y la perdí. Cuando miré a ambos lados yo no estaba, no era ella ¿entiendes? Y yo, pobre de mi, me encontraba dentro de un cuerpo que no era mio, con ese regusto amargo que a tu lengua le da a veces por degustar, ese, ese que juega a cara o cruz con dos factores: reconocer y dejar de hacerlo.
La perdí de vista, pero solo fue cosa de un momento. Para cuando quise darme cuenta ya no respondía a su nombre. Era mayor.
3 comentarios:
Sigo sin saber dos cosas. Aunque creo que tendré que esperar para averiguarlas.
Solo es un instante un momento en el que perdemos a ese ser, que su ausencia es ardiente...
Triste como la vida.
Un saludo.
Publicar un comentario