jueves

Venga, valiente, dale, e inúndate.

Ahora que te pienso creo que he mancillado tu recuerdo con silencio todo este tiempo. Ahora que me acuerdo de ti, en fin, te miro, te veo y te huelo como si nunca te hubieras ido realmente.
Quizás debí decirte que te quería más a menudo ¿no?
¡El caso es que soy poeta! Y hay veces que se me van las palabras.
Puede que te tenga miedo, qué sé yo. Que todo esto haya ido demasiado deprisa o tal vez demasiado despacio.
Ahora que te pienso, sí que tengo miedo.
Quizás debí decirte más a menudo que... bueno, que te quiero ¿no? Que me niego ya en rotundo a despertar. Que las paredes de la casa, ahora que tu culo y tu mirada, no avanzan, se desconchan al pasar.
Que mi cepillo de dientes rojo ya no baila un vals con el tuyo azul, joder, y el espejo está triste por más de un siglo sin limpiar.
Me va el teatro ahora más que ya no estás.
Quizás debí decirte que te quería más a menudo ¿no?
Voy desgastando tu drama y el mío, tu drama y el mio. Y mi poesía ha huido.
Que quiero escribir otra novela de ciencia-ficción con tu nombre y el mio. Que no estoy triste, Marlene, solo tengo los pulmones encharcados de whisky y formol, y mientras muero, pienso, en fin, te quiero