[...]Pero me agujereaste por dentro. Dejaste mi alma desnuda y toda su debilidad al descubierto. Y la superficie de mi piel se acabó secando nula de tus besos.
Yo llegaba de comerme el mundo, de ser la mejor entre las más ingenuas, y la más grande para ver como te marchabas.
La verdad es que no aprendí a vivir sin ti, no aprendí a respirar otro aire, ni a decir otro nombre ni a sentir cosa alguna más que miedo de ambas, de que volvieras y yo no hubiera cerrado con candado mi corazón todavía.
El amor me hizo creer que podría vivir sin ti y caí como una estúpida.
Volviste, y aunque le grité al diablo que te apartase de mi camino nadie me escuchó. Comencé a pensar que también me habías robado las palabras hasta que sin querer te invité a volver y no supe decir que no, como si tu maldita presencia me arrancara las palabras correctas que nunca he querido decir.
Y aquí estamos, tú y yo, jugando al gato y al ratón con las putas ganas de comernos y el dolor de perdernos otra vez, creyendo que después de tanto tiempo un par de cervezas lo arreglarán todo. Y no es así, porque tu billete de avión llevará siempre el mismo horario, Carlota, y yo cuando te vayas volveré a decirme que nada se para cuando tú llegas, aunque no sea verdad.
Así que vete y deja que mi rutina siga, condenada brecha, que aun lejos has dolido, que cuando te acercas sin querer me da frío tu jodido juego. Siempre jugando a jugar ¿eh, princesa? Incluso cuando se te va de las manos y tienes que huir porque la verdad es, Carlota, que estás enamorada de mi y tienes que volver para que yo te lo diga porque tienes talla de cobarde y ni siquiera en tu propio reflejo podrás reconocerlo algún día.
Pero tu amor, y el mío y el de todas esas personas que ves de la mano por la calle, no radica del normal, sino que pertenece a él porque es Amor, y no tiene definiciones diferentes. Porque es igual a todos, a ti y a mi, que somos personas. Que la piel es piel siempre, que los besos son besos donde quiera que esté uno, y la única diferencia que existe es si de verdad lo haces queriendo o te has encaprichado.
Que la vida da muchas vueltas, princesa, que el Amor no se encuentra en cada esquina.
Yo llegaba de comerme el mundo, de ser la mejor entre las más ingenuas, y la más grande para ver como te marchabas.
La verdad es que no aprendí a vivir sin ti, no aprendí a respirar otro aire, ni a decir otro nombre ni a sentir cosa alguna más que miedo de ambas, de que volvieras y yo no hubiera cerrado con candado mi corazón todavía.
El amor me hizo creer que podría vivir sin ti y caí como una estúpida.
Volviste, y aunque le grité al diablo que te apartase de mi camino nadie me escuchó. Comencé a pensar que también me habías robado las palabras hasta que sin querer te invité a volver y no supe decir que no, como si tu maldita presencia me arrancara las palabras correctas que nunca he querido decir.
Y aquí estamos, tú y yo, jugando al gato y al ratón con las putas ganas de comernos y el dolor de perdernos otra vez, creyendo que después de tanto tiempo un par de cervezas lo arreglarán todo. Y no es así, porque tu billete de avión llevará siempre el mismo horario, Carlota, y yo cuando te vayas volveré a decirme que nada se para cuando tú llegas, aunque no sea verdad.
Así que vete y deja que mi rutina siga, condenada brecha, que aun lejos has dolido, que cuando te acercas sin querer me da frío tu jodido juego. Siempre jugando a jugar ¿eh, princesa? Incluso cuando se te va de las manos y tienes que huir porque la verdad es, Carlota, que estás enamorada de mi y tienes que volver para que yo te lo diga porque tienes talla de cobarde y ni siquiera en tu propio reflejo podrás reconocerlo algún día.
Pero tu amor, y el mío y el de todas esas personas que ves de la mano por la calle, no radica del normal, sino que pertenece a él porque es Amor, y no tiene definiciones diferentes. Porque es igual a todos, a ti y a mi, que somos personas. Que la piel es piel siempre, que los besos son besos donde quiera que esté uno, y la única diferencia que existe es si de verdad lo haces queriendo o te has encaprichado.
Que la vida da muchas vueltas, princesa, que el Amor no se encuentra en cada esquina.
3 comentarios:
Qué jodido es intentar vivir sin alguien y darte cuenta de que no puedes hacerlo. Increíble texto, como siempre.
A veces la distancia es un pretexto, y la indiferencia la última defensa ante la caída. Que el amor no es un juego, y a veces, cuesta aceptarlo.
El amor es dificil, y nadie quiere aceptarlo, y definitivamente, no se encuentra en cada esquina.
Te sigo! un beso enorme.
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