miércoles

Nunca me han gustado los abismos. Hay veces que estamos al lado de una persona especial y uno de esos precipicios se abre entre nosotros y ellos. Y solo nos queda mirar de lejos, como meros espectadores de su vida, acosadores de su deseo, del calor de las palabras.
Yo sabía, y aun sé que Carolina es diferente. Está ahí, a un paso, pero su vida es tan ajena a la yema de mis dedos que me da miedo rozarla. Miedo de que se esfume como la arena y no quede siquiera ella, que me recuerda que también hay sueños en la realidad y me da en cierto modo el valor que me falta en esta vida. Pero la angustia de no ser más que una parada en su rutina, una molestia, me frena a saltar el vacío negro que hay a nuestros pies, temeroso de no encontrar más que otra que se marcha.

Oigo su risa de fondo. Me gusta.

5 comentarios:

Melodías Agridulces dijo...

Me encanta todos los textos que escribis! Muy lindo tu blog, te sigo :)

Anónimo dijo...

Miedo de que se esfume como la arena y no quede siquiera ella, que me recuerda que también hay sueños en la realidad y me da en cierto modo el valor que me falta en esta vida.
Me encanta :)
Te sigo, si quieres visita: http://unavistadelmundo.blogspot.com

Eme Scintillement dijo...

Sólo hace falta un poco de coraje y confianza, tu texto es una bonita descripción del mieda al dolor y al rechazo

carmeloti dijo...

Esa es la pregunta que deberías formularle a Carolina, si te acompaña a comer estrellas, a desayunar nubes.

Ojalá fuesemos capaces de romper la tapadera del mundo interior y cual caja de Pandora, arrasar la soledad del otro e impregnarla de todo aquello que jamás soñó despertar en un mortal.

Animo se valiente y utiliza tui mente estratega porque Carolina te invitaria a beber rios...

Yeah dijo...

Me gusta muchísimo tu blog... Es digno de que sea tu seguidora. ;)
Aquí te dejo el mío por si quieres pasarte.