martes

Cuando vengas a lloverme la boca,
hazlo despacio,
como haces el sexo en tu vientre.
Hazme despacio los besos en la lengua
y dibújame un mapa de tu lluvia
y tus lunares
para volver cuando me pierda,
mientras esté buscándote.
Que la ciudad es muy grande
y está llena de metáforas 
y silencios
mientras  me arrastras a tu espuma de mar de pubis
y me ahogo en la explanada de tu vientre.
Cuando vengas a buscarme,
para quitarme la sed,
y vengas a lloverme
y te hayas recorrido cada esquina de esta maldita ciudad,
y reniegues de tu nombre
(como me jode que hagas eso)
y ya no seas tú misma sino otra
pero con la misma sed
y con las mismas ganas...
Cuando vengas a buscarme...
si es que vienes...
lluéveme la boca muy despacio,
más despacio que  el sexo de tu vientre,
como si fuéramos dos desconocidas
y éste fuera el segundo decisivo antes de juntarnos o no hacerlo,
antes del gran abismo,
y necesitáramos más tiempo para que la lluvia cayera e inundara tus canciones,
para verte recoger caracolas en mi pelo
y aspirar tu aroma en mi almohada.
Tiempo para enamorarnos sin querer hacerlo,
muy despacio,
para curarnos.
Cuando vengas a encontrarme..
si es que vienes...
que tu lluvia me resguarde la boca de otro soldado 
que venga a combatirte...
(para quererme)

1 comentario:

Dear Prudence dijo...

Wow! Qué lindo.
Me encantó cómo te expresas, llegas a transmitir muchas cosas.
Un saludo!