viernes

A veces no creemos en nosotros mismos. Nos levantamos, nos ponemos las zapatillas -aunque hay algunos que siempre vamos descalzos-, desayunamos. Tomamos la rutina cada día sin creer que algo bueno puede pasar. Cuántas veces me habré despertado sin creer que ese día, justo ese, y justo porque yo lo estaba pensando, iba a pasar algo bueno. Pero entonces llega alguien que nos dice que creamos. Y hablamos, y reímos y juntos reafirmamos nuestra idea de que el mundo es una mierda y que nos van a hacer tanto daño... Y que dejarán de haber cosas bonitas, y que la gente dejará de pensar y de plantearse y de decirse te quiero o buenos días. Y nosotros lo pensamos y asentimos con la cabeza. Y sabemos que somos iguales. Nos levantamos y nos ponemos las zapatillas, aunque algunos siempre vayamos descalzos. Cogemos nuestra rutina sin pensar que algo bueno puede pasar justo ese día. Pero entonces llega una persona y nos hace creer que somos diferentes. Y nos llamamos especiales y nos enamoramos y reímos y juntos reafirmamos en nuestra estúpida idea de que el mundo ahora es un lugar mejor. Porque estamos juntos y ya no tenemos que coger la rutina. Porque te despiertas conmigo, abres los ojos y dices hoy va a ser un gran día. Y yo, joder, te creo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preciosísimo, de verdad :'D