jueves

El hecho de que te quiero conmigo es tan remoto y lejano, y en tu piel  de mar tienes anclada tanta distancia, que no voy arrancarme la voz en llamarte. 
No voy a volver la cabeza cuando empequeñezcas en la acera, camino a no a mí. 
Y tampoco voy a esperar que me llames arrepentida, y a inventarte en la cama cuando gire la cabeza y no haya nadie. Y tampoco evocará el olor a ropa limpia nuestros momentos, ni el champú a tu pelo, ni el color del cielo a tus ojos.
Dejarán de haber tópicos al igual que ha dejado de haber heridas. Te quiero tanto y te odio tanto..
Si me dueles, miraré hacia otro lado y en otra mujer inventaré lo que son tus besos. Y me perderé por otra espuma de mar de pubis, y naufragaré por otros senos. Seré seidos* sin tu sístole y diástole como guía. Sentiré vergüenza.
Mañana será siempre de noche y como ente nocturno fingiré que no te siento y que no estabas sentada a mi lado en el bar. Con otro hombre. 
(Imaginaré que tu cuerpo ya no lleva mi nombre.)
Olvidaré que te recuerdo cada noche a pesar de estar dormido y que llora sobre mis hombros la melancolía, y que en el mar no había salida que no fueras tú, y que tengo sed de tus palabras y del tono de tu voz.
Olvidaré que te odio tanto como te quiero, si es que me lo permite mi inconsciencia. Si es que dejo de soñar con el rojo espiral de tu pelo. Si es que dejo temblar.

*Neologismo de la autora, que significa ser perdido

1 comentario:

Irene, dijo...

Tu forma de escribir es jodidamente admirable. Poco más que comentar.