domingo

Odié el andén, la distancia y a las ganas como nunca he odiado ninguna otra cosa antes, Sophie, maldita sea, que vi como vaciaba las lágrimas sobre el suelo del andén, Violeta, que no llora nunca y cuando lo hace es por una razón desesperada.
Que extrañas son algunas cosas y que rápido va el tiempo algunas veces, que aunque suplicase marcharme para no verla llorar no quise moverme y perderla de vista, y que esa sensación de ahogo me estrechase el alma y el corazón porque ella se perdía, volvía a su mundo y yo el mío, siempre separadas, siempre juntas.
Yo he llevado conmigo su llanto y el sonido de su voz hasta mi propia parada, llorando por dentro para no destacar, para no preocuparla y ser el pilón que ambas necesitábamos contra la ausencia.
Sea como sea, la distancia es el obstáculo que más duele y desgarra.

Hoy no, mañana vuelvo a sonreir. 

5 comentarios:

galmar dijo...

pues a partir de mañana, que todo sean sonrisas :) sería bonito :)

Lorena dijo...

La distancia es mala, pero también hace que valoremos lo que de verdad importa.

Carlota dijo...

Y cómo duele la distancia... Como duele..

Amara dijo...

La distancia es una mierda, si :)

Zazish dijo...

Hoy no, pero mañana sí.
Mientras sea así, no hay por qué preocuparse.