domingo

Tenemos que recordarnos rápido y de lejos, Sophie, para que el olvido no nos juegue una mala pasada.
Tenemos que saltar más obtáculos de la que la materia de nuestros pies puede aguantar.
Los besos; cada noche inventados. A las risas las sacamos por la fuerza de algún cajón del alma. Y aunque nos creamos siempre tan valientes, en el fondo ninguna de las dos duerme una sola noche. Que las cosas nos pesan en la espalda, Sophie, que se nos olvidó poner el punto y final al cuento, y así nos hemos quedado; sordas y mudas a la distancia; impotentes al deseo.
Tenemos que inventar nosotras mismas el tiempo que nos robaron los príncipes a lo largo del camino, e imaginar si de verdad nos hubiéramos visto en el érase una vez...

4 comentarios:

Carmen dijo...

Y si en realidad el cuento no era un cuento? ;) Bonito texto! Un beso

Lorena dijo...

No siempre los cuentos que nos cuentan son como los que vivimos (o nos toca vivir).
Un beso!!

Anónimo dijo...

Invertarlo y vivirlo. Eso sobre todo.


Una bolsita llena de sugus de cereza.

.A dijo...

yo encontré el erase una vez junto a ella..