Especulábamos desde distintos rincones con la idea de actriz de cine escondida en alguna remota estantería del café, mientras se escondía detrás de una barra caprichosa que deformaba su figura.
Corrían rumores de ser princesa de capa y espada ya más de mil años en aquel lugar de sueños dulces, enarbolando converses rojas que la hacían diferente a la mirada de dos desconocidas, y el mismo silencio; tenue, tenso, quizás formal. Diferente.
A la chica de las converses rojas
Este texto nació una tarde en una cafetería de Granada, donde Ellyn y yo vimos a una camarera con unas converses rojas que sinceramente, nos encantó (estaban desgastadas, sucias, rotas, pero aun así, eran diferentes). Por eso decidí escribirle esto en una servilleta y que Ellyn se lo diera (Yo me moría de vergüenza. ¡Imaginaros! ¿Le gustará? ¿No le gustará? ¡Ellyn! ¡No quiero dárselo! Que sí, tonta, que verás como le gusta.) ¡Ah! Todo lo que dice el texto que hicimos (especular y tal) ¡fue de verdad! Me lo pasé genial(:
5 comentarios:
qué simpático momento :))
Corrían rumores de ser princesa de capa y espada ..
de las que te dejan huella
Increible que hasta de las cosas mas sencilla ssurga imaginacion, felicidades, me encanto.
gracias...es casi un alivio que no sepais lo que hay detras de esas zapatillas rojas desastrosas...
cuando quieras un batido de chocolate...
un anónimo por mi torpeza en esto de lo cibernautico.
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