viernes

X pegaba a la pobre Lucía.

Creo recordar que me dijo que estaba cansada. Venía a casa casi todas  las noches y lloraba en mi hombro después de habernos acostado. Sí, Lucía y yo éramos amantes.
Una vez, en la cama, le pregunté que si se arrepentía de lo nuestro. ¿Y sabeís que me contestó?
"- De lo único que me arrepiento, X, es de ser tan estúpida como para seguir con un hombre que me pega."
Todo su cuerpo estaba marcado con arañazos y golpes. Dolía solo con verlo.
"-¿Qué ocurre?" le pregunté. Se había quedando mirando nuestras manos enlazadas.
Dos horas después salía por la puerta. Nunca más volví a verla.
Lucía se había casando de vivir.

1 comentario:

Mente. dijo...

no me gusta este texto,lo siento mucho...