¿Sabes? Cuando no estaba solía compararla con la lluvia, con gotas. Nunca le ha gustado la lluvia. Ni el frío, ni el helado derretido. Prefiere salir por ahí (sola, claro) y sentarse a disfrutar de los rayos del Sol. Por eso cuando no está lo compara con todas esas lágrimas transparentes que caen del cielo. Y las preguntas, las olvida. Y los recuerdos, los guarda en cajas de terciopelo negro, no muy al fondo del cajón que tiene a su derecha. Porque cuando está triste suele sacarlos, haber si le sale ya esa maldita sonrisa y atrae de una vez a una nueva musa.
No puede escribir sin musa; ni de juegos prohibidos, ni de estrellas, ni de nada de nada. Blanco. Cero. Silencio.
A veces ¿sabes lo que hace? Suele sentarse en la silla y comienza a dar vueltas; sin sonreir, sin darse cuenta. Y espera. Antes llamaba a la imaginación, ya no. ¡Claro que no! Ahora comprende que es porque su musa no está.
Otra veces se levanta mareada y se asoma a la ventana. Y quizás, si tiene buena suerte y no ve ese día demasiado lluvioso, te escribe alguna cosita con doble sentido, de esas que se le dan medinamente bien.
8 comentarios:
Yo también soy de las que les gusta más los rayos de sol que los días congelados.
Un muá(h) enorme para ti!
¿De esas que solo pillan algunas personas?
me recuerda a mi, cuando dices q se asoma a la ventana...
ojala encuentre su musa...
¡Pero si los días con lluvia no son tan malos!
Dana también es un poco así, de escribirle a su musa con doble sentido. Y de perderla muy a menudo claro.
Muac!
Al asomarme a la ventana..
ahí decido de qué color quiero que sea el día,
aunque hay días en que él mismo lo domina :))
saludos linda
Que salga el sol de una vez. Y que las musas se replanteen eso de abandonarla tanto, que no es justo.
quiero cositas de esas, de doble sentido :)
un muá.
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