Las lágrimas caían, transparentes, acariciando su mejilla mientras ella pensaba una y otra vez por qué. Ni siquiera se planteó a donde iría ahora. Ahora que en su futuro solo había la carretera que se abrí ante sus ojos, la tierra muerta a sus lados, las lágrimas resbalando por sus mejillas.
Michelle tenía el corazón partido, pero apenas lo notaba.
Se limpió las lágrimas con la manga de su suéter e intentó concentrarse en la carretera. Pese a que las lágrimas salían y tapaban su camino, ella las seguía limpiando.
Fue la primera vez que Michelle se preguntó donde acababa la carretera. Pero decidió que le daba igual, como el mundo y todo lo demás.
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